Grata sorpresa
“Nhoa está aquí por derecho de sangre, por
derecho de nacimiento”. Sus palabras resonaron por toda la sala, clavándose
en mis oídos y en mi alma, dándome mi lugar en el mundo, mi posición en el
aquelarre. Era por mí que ella estaba ahí, por mí se había decidido a aparecer
antes todas, a reclamar por mí el lugar de mi origen, solo con esas palabras
había llenado mi corazón con esperanza, orgullo y decisión.
-
Perdóneme Aradia, pero Nhoa solo nos ha
traído problemas a nuestra familia, es muy inoportuna e impulsiva, si sigue
aquí terminara por destruirnos.- dijo Asha todavía arrodillada y temerosa de la
presencia de nuestra diosa.
-
Vuestra destrucción solo vendrá de
vuestras manos, ella con su valentía, su coraje y malas decisiones ha
conseguido más que todas vosotras en cientos de años. – Aradia miro a todas a
su alrededor.- Tu más que nadie Asha no tienes derecho a reclamarle por sus
errores, tu cometiste los tuyos propio, errores que costaron muchas lágrimas a
los de tu alrededor, y solo por pura cobardía.
-
Aradia...yo...- Asha no pudo decir
palabras por que las lágrimas le salían a borbotones.
-
Asha, hija mía, sé que cometiste esos
errores creyendo que hacías lo correcto, y por eso te perdone en su momento,
pero eres tú la que te tienes que perdonar y decidir contarle a quien debas tu
error para que te perdone también.-y Asha se marchó corriendo de allí,
temblando por el llanto.
Todos
nos quedamos mudos de la sorpresa por aquella repentina huida de Asha, con la
curiosidad de ese acto que había cometido años atrás.
-
Nhoa deberías estar orgullosa de la
sangre de tus venas, eres mi descendiente directa, y da lo mismo que tengas
sangre del rey de los demonios – se escuchó como la sorpresa recorría la sala –
Cuando mi hija fue concebida, fue con amor, y con un hombre de buen corazón
pero inseguro hasta la médula. Habrás podido caer por un momento en el mal,
pero con tu gran coraje y ese precioso amor que sientes por tu guardián has
sabido superar la venganza que corroía tu alma. Eres mi vivo retrato, pero no
solo eres mí igual por tu apariencia, si no que tus poderes aunque todavía no
descubiertos igualan mi poder. Tienes un largo camino donde te espera un
aprendizaje duro e intenso, pero tú serás desde este momento mi pupila, yo
misma te enseñare el alcance de tus habilidades.
-
¿Tú vendrás a enseñarme? – dije
sorprendida.
-
Si cada día al atardecer nos
encontraremos aquí para demostrarte lo maravillosa que eres.
-
Gracias Diosa será un gran honor
aprender de ti.
-
No solo aprenderás de mí, cada amanecer
tu cuerpo será transportado mágicamente hasta un lugar secreto.
-
¿Un lugar secreto para qué?
-
No solo tienes que aprender magia, si no
a defenderte luchando, Abaddon será el encargado de hacerlo.
-
¿Abaddon? – susurraron todas las
presentes.
-
Si Abaddon, no solo es el rey de los
demonios, sino también el dueño de mi alma, el antepasado directo de Nhoa.
-
De acuerdo hare lo que me digas.
-
Gracias hija. – dijo acariciándome la
mejilla – Por otro lado está el hecho de
la presencia de Lena.
-
Sé que no debería haberla traído pero es
mi hermana, aunque no de sangre pero crecimos juntas, tenía derecho a saber
quién soy, no podía perderla. – cogí la mano de Lena para dar más énfasis a mis
palabras.
-
No te iba a recriminar su presencia, al
revés ella lleva dentro la chispa de la magia, ella también tiene derecho de
estar aquí.
-
¿Ella es igual que yo?
-
Haber igual, igual pues no, porque tú
tienes un poder ilimitado dentro, ella es una sanadora, su poder es limitado
pero muy importante para nuestra sociedad.
-
¿Una sanadora? ¿Yo? – dijo Lena sin
poder aguantar más su curiosidad, al fin al cabo esto tenía que ver con ella, y
las dos estábamos un poco alucinadas con la nueva noticia.
-
Es largo de explicar, pero necesitamos
sentarnos y tener una larga charla, hermanas – dijo dirigiéndose a las otras
mujeres presentes – les agradecería de corazón que apoyaran a su suma
sacerdotisa, ella las necesita.- y fueron saliendo una a una no sin antes hacer
una reverencia a Aradia.- y nosotras vamos a vuestra casa tenemos una
conversación intensa por delante.
Y nos
marchamos de allí, cogí la mano de Lena porque le costaba andar, todo esto la tenía
completamente perpleja. Ahora resulta que no solo era yo la bruja si no que
ella también. Todo esto se estaba convirtiendo en un cuento de hadas, irreal y
sorprendente, teníamos la sensación de que en cualquier momento nos íbamos a
despertar.
Pero
aunque esto era un giro inesperado de los acontecimientos, para mí era una
grata sorpresa, me gustaba no sentirme sola en este camino que aún faltaba por
recorrer muchas barreras de espinas, de risas y lágrimas, de sudor y sangre.
Todavía
había que encontrar la manera de derrotar a Nimue, acabar con su sed de sangre
y celos. Ahora tenía grandes aliados, gente que me quería y me apoyaba,
personas que me conocían profundamente, y que me iban a enseñar a luchar por mi
meta.
Y un
gran amor me envolvía mientras nos íbamos a mi hogar, donde estaba el centro de
mi alma, Ángel. Y donde mi madre aunque en espíritu me protegía y me cuidaba
desde el más allá.
Un
nuevo capítulo de mi vida comenzaba, y no iba a estar sola si no con mis seres
queridos, pero nuca se sabe cómo terminara esta historia, ¿podre derrotar a mi
enemiga? ¿O me derrotara ella a mí? Pasará lo que pasara podría mi fuerza y mi
magia llegar al final feliz de todo cuento de hadas.