2 abr 2017

21º Capitulo







Asha

            Asha se sentía culpable, no podía soportar la mirada acusatoria de Aradia, ella y la diosa eran las únicas que sabían la verdad de todo, y el que su deidad se lo recordara hizo que sus remordimientos los que había ocultado hacía tiempo volvieran a renacer como si nunca se hubieran ido.
            Ella era la que le había dicho a Nimue donde encontrar a Bellia, ella había entregado a la madre de Nhoa, por miedo y por envidia le había dado la vida de su mejor amiga a la reina de los demonios.
            Si Bellia no hubiera desaparecido ella nunca habría llegado a ser la suma sacerdotisa, y sin pensarlo miro por su propio egoísmo aunque con ello destrozara la vida de un ser inocente.
            Bellia había conseguido todo lo que ella siempre había deseado, el poder, la belleza, y a su amado, Leo, el padre de Nhoa, ella le había amado desde pequeña, era su compañero de juegos, su amor oculto, pero cuando se convirtió en bruja, se enteró que él era el guardián de Bellia, y su amante. Y aunque todos le creían muerto solo estaba desaparecido y ella sabía dónde estaba oculto, todavía con vida pero lejos de estar consciente.
            Cuando la culpabilidad no la dejo dormir, hizo lo que creyó mejor para su paz mental, abandono a su propia hija en el mismo orfanato donde Bellia dejo a la suya, su hija tendría que ser la aliada y mejor amiga de Nhoa en el internado, no sin antes bloqueándole los poderes para que a los dieciocho años no se convirtiera en bruja.
            Sabía que al llevar sangre mágica se crearía un vínculo irrompible entre su hija y la hija de la amiga a la que había traicionado, creía que era suficiente castigo el verse despojada de su propia sangre.
            Cuando vio a Lena sabía que era ella, su adorada niña, su princesa, y se enfureció al saber que terminaría por descubrir toda la verdad, y también sabía que nunca la perdonaría.
            Maldijo a Nhoa por no respetar las reglas, porque diablos la tenía que llevar ahí, porque la tuvo que revelar algo tan grande, la pena es que Nimue no había acabado con ella.
            De repente se dio cuenta que un sentimiento profundo y oscuro crecía en su interior, el odio, odiaba a la bastarda de Nhoa, la odiaba tan profundamente que ese odio empezó a corroer su alma, sabía lo que tenía que hacer, sabía cuál iba a ser su fin.
            Iba a destruir a esa maldita, ella tenía que haber sido la elegida de la diosa, la bruja más poderosa, si ella no hubiera aparecido, su puesto de sacerdotisa no estaría tambaleándose, y sobre todo no habría vuelto a ver a su hija.
            Iban a conocer quien se ocultaba debajo de la afable Asha y solo una persona podría ayudarla a vengarse de Bellia y de su hija. Nimue.
            Se marchó sin nada más que lo que llevaba puesto, se alejó de todo lo que había sido toda su vida, se alejó de sus hermanas, de todo lo que había conocido y amado. Su venganza merecía la pena aquel sacrificio.
            Cuando llego al infierno Nimue la estaba esperando, esa vampira endemonia sabía de antemano que ella se uniría al mal.
           
-          Hola querida Asha por fin vienes a tu verdadero hogar.
-          Quiero venganza, quiero matar a Nhoa
-          Tiempo al tiempo querida amiga, pronto llegara su final.

Los ojos de Asha empezaron a brillar de un rojo oscuro, una oscura maldad se enredó alrededor de su corazón, el odio la había llevado al límite, a la destrucción de la bruja, se estaba convirtiendo en un Soneillon, en un demonio más.
Sabia como hacerle daño a Nhoa, un maléfico plan fue formándose en su cabeza, sabía a quién iba a utilizar para ello, pero antes tendría que despertarlo de su eterno sueño.

-          Necesito tu ayuda Nimue, se cómo conseguir acercarme a esa mocosa sin que sospechen.
-          ¿Cómo?
-          Reuniéndola con su desaparecido padre
-          Por lo que se está muerto - la miro Nimue como si se hubiera vuelto loca. - De momento no se resucitar a los muertos.
-          No hace falta resucitarlo solo despertarlo y hacerlo nuestro esclavo.
-          No comprendo Asha...
-          Muy fácil, yo le induje a ese sueño y haciéndole pasar por muerto.
-          ¿Por qué harías algo así? Cuando paso todo eso tú eras supuestamente una brujita buena.
-          Porque lo amaba, y me enfermaba que fuera tan feliz con el embarazo de Bellia cuando yo también estaba esperando un hijo suyo.

La cara de Nimue en ese momento era todo un poema. Parecía que la insípida de Asha la iba a dar la oportunidad de destruir a sus más odiadas enemigas, lo que no imaginaba Asha es que mientras ella le contaba su historia y su plan, otro plan iba formándose en la cabeza de la reina de los vampiros. Destruiría a todo el aquelarre con la ayuda de Asha sin que esta supiera que estaba destinada a acabar como sus antiguas hermanas. Muerta.

20º Capitulo







Grata sorpresa

Nhoa está aquí por derecho de sangre, por derecho de nacimiento”. Sus palabras resonaron por toda la sala, clavándose en mis oídos y en mi alma, dándome mi lugar en el mundo, mi posición en el aquelarre. Era por mí que ella estaba ahí, por mí se había decidido a aparecer antes todas, a reclamar por mí el lugar de mi origen, solo con esas palabras había llenado mi corazón con esperanza, orgullo y decisión.

-          Perdóneme Aradia, pero Nhoa solo nos ha traído problemas a nuestra familia, es muy inoportuna e impulsiva, si sigue aquí terminara por destruirnos.- dijo Asha todavía arrodillada y temerosa de la presencia de nuestra diosa.
-          Vuestra destrucción solo vendrá de vuestras manos, ella con su valentía, su coraje y malas decisiones ha conseguido más que todas vosotras en cientos de años. – Aradia miro a todas a su alrededor.- Tu más que nadie Asha no tienes derecho a reclamarle por sus errores, tu cometiste los tuyos propio, errores que costaron muchas lágrimas a los de tu alrededor, y solo por pura cobardía.
-          Aradia...yo...- Asha no pudo decir palabras por que las lágrimas le salían a borbotones.
-          Asha, hija mía, sé que cometiste esos errores creyendo que hacías lo correcto, y por eso te perdone en su momento, pero eres tú la que te tienes que perdonar y decidir contarle a quien debas tu error para que te perdone también.-y Asha se marchó corriendo de allí, temblando por el llanto.

Todos nos quedamos mudos de la sorpresa por aquella repentina huida de Asha, con la curiosidad de ese acto que había cometido años atrás.

-          Nhoa deberías estar orgullosa de la sangre de tus venas, eres mi descendiente directa, y da lo mismo que tengas sangre del rey de los demonios – se escuchó como la sorpresa recorría la sala – Cuando mi hija fue concebida, fue con amor, y con un hombre de buen corazón pero inseguro hasta la médula. Habrás podido caer por un momento en el mal, pero con tu gran coraje y ese precioso amor que sientes por tu guardián has sabido superar la venganza que corroía tu alma. Eres mi vivo retrato, pero no solo eres mí igual por tu apariencia, si no que tus poderes aunque todavía no descubiertos igualan mi poder. Tienes un largo camino donde te espera un aprendizaje duro e intenso, pero tú serás desde este momento mi pupila, yo misma te enseñare el alcance de tus habilidades.
-          ¿Tú vendrás a enseñarme? – dije sorprendida.
-          Si cada día al atardecer nos encontraremos aquí para demostrarte lo maravillosa   que eres.
-          Gracias Diosa será un gran honor aprender de ti.
-          No solo aprenderás de mí, cada amanecer tu cuerpo será transportado mágicamente hasta un lugar secreto.
-          ¿Un lugar secreto para qué?
-          No solo tienes que aprender magia, si no a defenderte luchando, Abaddon será el encargado de hacerlo.
-          ¿Abaddon? – susurraron todas las presentes.
-          Si Abaddon, no solo es el rey de los demonios, sino también el dueño de mi alma, el antepasado directo de Nhoa.
-          De acuerdo hare lo que me digas.
-          Gracias hija. – dijo acariciándome la mejilla – Por otro lado está  el hecho de la presencia de Lena.
-          Sé que no debería haberla traído pero es mi hermana, aunque no de sangre pero crecimos juntas, tenía derecho a saber quién soy, no podía perderla. – cogí la mano de Lena para dar más énfasis a mis palabras.
-          No te iba a recriminar su presencia, al revés ella lleva dentro la chispa de la magia, ella también tiene derecho de estar aquí.
-          ¿Ella es igual que yo?
-          Haber igual, igual pues no, porque tú tienes un poder ilimitado dentro, ella es una sanadora, su poder es limitado pero muy importante para nuestra sociedad.
-          ¿Una sanadora? ¿Yo? – dijo Lena sin poder aguantar más su curiosidad, al fin al cabo esto tenía que ver con ella, y las dos estábamos un poco alucinadas con la nueva noticia.
-          Es largo de explicar, pero necesitamos sentarnos y tener una larga charla, hermanas – dijo dirigiéndose a las otras mujeres presentes – les agradecería de corazón que apoyaran a su suma sacerdotisa, ella las necesita.- y fueron saliendo una a una no sin antes hacer una reverencia a Aradia.- y nosotras vamos a vuestra casa tenemos una conversación intensa por delante.

Y nos marchamos de allí, cogí la mano de Lena porque le costaba andar, todo esto la tenía completamente perpleja. Ahora resulta que no solo era yo la bruja si no que ella también. Todo esto se estaba convirtiendo en un cuento de hadas, irreal y sorprendente, teníamos la sensación de que en cualquier momento nos íbamos a despertar.
Pero aunque esto era un giro inesperado de los acontecimientos, para mí era una grata sorpresa, me gustaba no sentirme sola en este camino que aún faltaba por recorrer muchas barreras de espinas, de risas y lágrimas, de sudor y sangre.
Todavía había que encontrar la manera de derrotar a Nimue, acabar con su sed de sangre y celos. Ahora tenía grandes aliados, gente que me quería y me apoyaba, personas que me conocían profundamente, y que me iban a enseñar a luchar por mi meta.
Y un gran amor me envolvía mientras nos íbamos a mi hogar, donde estaba el centro de mi alma, Ángel. Y donde mi madre aunque en espíritu me protegía y me cuidaba desde el más allá.
Un nuevo capítulo de mi vida comenzaba, y no iba a estar sola si no con mis seres queridos, pero nuca se sabe cómo terminara esta historia, ¿podre derrotar a mi enemiga? ¿O me derrotara ella a mí? Pasará lo que pasara podría mi fuerza y mi magia llegar al final feliz de todo cuento de hadas.

11 mar 2014

19º Capitulo







Grata sorpresa

Nhoa está aquí por derecho de sangre, por derecho de nacimiento”. Sus palabras resonaron por toda la sala, clavándose en mis oídos y en mi alma, dándome mi lugar en el mundo, mi posición en el aquelarre. Era por mí que ella estaba ahí, por mí se había decidido a aparecer antes todas, a reclamar por mí el lugar de mi origen, solo con esas palabras había llenado mi corazón con esperanza, orgullo y decisión.

-          Perdóneme Aradia, pero Nhoa solo nos ha traído problemas a nuestra familia, es muy inoportuna e impulsiva, si sigue aquí terminara por destruirnos.- dijo Asha todavía arrodillada y temerosa de la presencia de nuestra diosa.
-          Vuestra destrucción solo vendrá de vuestras manos, ella con su valentía, su coraje y malas decisiones ha conseguido más que todas vosotras en cientos de años. – Aradia miro a todas a su alrededor.- Tu más que nadie Asha no tienes derecho a reclamarle por sus errores, tu cometiste los tuyos propio, errores que costaron muchas lágrimas a los de tu alrededor, y solo por pura cobardía.
-          Aradia...yo...- Asha no pudo decir palabras por que las lágrimas le salían a borbotones.
-          Asha, hija mía, sé que cometiste esos errores creyendo que hacías lo correcto, y por eso te perdone en su momento, pero eres tú la que te tienes que perdonar y decidir contarle a quien debas tu error para que te perdone también.-y Asha se marchó corriendo de allí, temblando por el llanto.

Todos nos quedamos mudos de la sorpresa por aquella repentina huida de Asha, con la curiosidad de ese acto que había cometido años atrás.

-          Nhoa deberías estar orgullosa de la sangre de tus venas, eres mi descendiente directa, y da lo mismo que tengas sangre del rey de los demonios – se escuchó como la sorpresa recorría la sala – Cuando mi hija fue concebida, fue con amor, y con un hombre de buen corazón pero inseguro hasta la médula. Habrás podido caer por un momento en el mal, pero con tu gran coraje y ese precioso amor que sientes por tu guardián has sabido superar la venganza que corroía tu alma. Eres mi vivo retrato, pero no solo eres mí igual por tu apariencia, si no que tus poderes aunque todavía no descubiertos igualan mi poder. Tienes un largo camino donde te espera un aprendizaje duro e intenso, pero tú serás desde este momento mi pupila, yo misma te enseñare el alcance de tus habilidades.
-          ¿Tú vendrás a enseñarme? – dije sorprendida.
-          Si cada día al atardecer nos encontraremos aquí para demostrarte lo maravillosa   que eres.
-          Gracias Diosa será un gran honor aprender de ti.
-          No solo aprenderás de mí, cada amanecer tu cuerpo será transportado mágicamente hasta un lugar secreto.
-          ¿Un lugar secreto para qué?
-          No solo tienes que aprender magia, si no a defenderte luchando, Abaddon será el encargado de hacerlo.
-          ¿Abaddon? – susurraron todas las presentes.
-          Si Abaddon, no solo es el rey de los demonios, sino también el dueño de mi alma, el antepasado directo de Nhoa.
-          De acuerdo hare lo que me digas.
-          Gracias hija. – dijo acariciándome la mejilla – Por otro lado está  el hecho de la presencia de Lena.
-          Sé que no debería haberla traído pero es mi hermana, aunque no de sangre pero crecimos juntas, tenía derecho a saber quién soy, no podía perderla. – cogí la mano de Lena para dar más énfasis a mis palabras.
-          No te iba a recriminar su presencia, al revés ella lleva dentro la chispa de la magia, ella también tiene derecho de estar aquí.
-          ¿Ella es igual que yo?
-          Haber igual, igual pues no, porque tú tienes un poder ilimitado dentro, ella es una sanadora, su poder es limitado pero muy importante para nuestra sociedad.
-          ¿Una sanadora? ¿Yo? – dijo Lena sin poder aguantar más su curiosidad, al fin al cabo esto tenía que ver con ella, y las dos estábamos un poco alucinadas con la nueva noticia.
-          Es largo de explicar, pero necesitamos sentarnos y tener una larga charla, hermanas – dijo dirigiéndose a las otras mujeres presentes – les agradecería de corazón que apoyaran a su suma sacerdotisa, ella las necesita.- y fueron saliendo una a una no sin antes hacer una reverencia a Aradia.- y nosotras vamos a vuestra casa tenemos una conversación intensa por delante.

Y nos marchamos de allí, cogí la mano de Lena porque le costaba andar, todo esto la tenía completamente perpleja. Ahora resulta que no solo era yo la bruja si no que ella también. Todo esto se estaba convirtiendo en un cuento de hadas, irreal y sorprendente, teníamos la sensación de que en cualquier momento nos íbamos a despertar.
Pero aunque esto era un giro inesperado de los acontecimientos, para mí era una grata sorpresa, me gustaba no sentirme sola en este camino que aún faltaba por recorrer muchas barreras de espinas, de risas y lágrimas, de sudor y sangre.
Todavía había que encontrar la manera de derrotar a Nimue, acabar con su sed de sangre y celos. Ahora tenía grandes aliados, gente que me quería y me apoyaba, personas que me conocían profundamente, y que me iban a enseñar a luchar por mi meta.
Y un gran amor me envolvía mientras nos íbamos a mi hogar, donde estaba el centro de mi alma, Ángel. Y donde mi madre aunque en espíritu me protegía y me cuidaba desde el más allá.
Un nuevo capítulo de mi vida comenzaba, y no iba a estar sola si no con mis seres queridos, pero nuca se sabe cómo terminara esta historia, ¿podre derrotar a mi enemiga? ¿O me derrotara ella a mí? Pasará lo que pasara podría mi fuerza y mi magia llegar al final feliz de todo cuento de hadas.

18º Capitulo

Entre sus brazos

Corrí sin darme tiempo a respirar,  pero el maldito infierno era un laberinto sin fin, giraba por cada pasillo y me daba de bruces con la nada, tuve que parar, para no ahogarme por la falta de aire, cuando saliera de esto me prometí que dedicaría tiempo hacer más ejercicio.
En el momento que el aire empezó a llenarme los pulmones mi mente empezó a razonar claramente, una idea se instalo en ella pero con la duda de que funcionara. Si yo era una bruja podría encontrar a Ángel en cualquier sitio.
Me concentre y dibuje sus facciones en mi pensamiento, desee con ansia poder encontrarle, oírle, ayudarle, sentir su esencia, su amor. Cerré los ojos para concentrarme profundamente y pensé en él, sentí un poder inmenso recorrer mis venas, y su presencia se hizo claramente ante mí, estaba luchando con unos cuantos vampiros y pronunciaba mi nombre a la vez, ni siquiera me había dado cuenta que me había teletransportado junto a él, solo vi que estaba en peligro y mi furia me sobrevino de improvisto desatando todo mi ser en un grito de guerra, un grito que sonaba tan agudo y chirriante que empezó a reventar los tímpanos de los vampiros uno a uno, dejándolos momentáneamente desorientados, cuando Ángel se recupero de la sorpresa los mato inmediatamente antes de que se recuperaran.
Cuando vi que había acabado con todos ellos cerré la boca y me derrumbe de rodillas completamente exhausta. Ya empezaba a saber cómo funcionaban mis poderes pero el uso de ellos acababa conmigo, y solo deseaba tumbarme en mi cama y dormir. Ángel se acerco a mi lado y me agarro en sus brazos antes de que callera del todo.

-          Aguanta mi vida, tenemos que salir de aquí, necesito que saques fuerzas. – me dijo con gran ternura.
-          Pufff…. No sé si podre no puedo ni con mi alma.
-          Eres la bruja más poderosa de los tiempos claro que puedes, por favor hazlo por mí, necesito que me ayudes.- Me levanto a duras penas apoyándome contra su cuerpo, y que bien se sentía estar así de pegados.
-          Hueles rico.
-          Vamos Nhoa me encanta que te guste mi olor pero no tenemos tiempo.
-          Vale, vale, pero de igual manera esto es un maldito laberinto como vamos a salir.- Le dije intentando enderezarme.
-          Lo sé, pero tenemos que intentarlo, vamos….
-          Espera, ¿cómo llegue hasta ti?
-          De repente apareciste de la nada.
-          Entonces….. ¿me he teletransportado? ¿no?
-          No sé, me imagino que sí.
-          Entonces…. Puedo volver hacerlo y con un poco de suerte te podría llevar a ti.
-          Cariño claro que lo podrías hacer pero en otras condiciones, necesitarías una gran fuerza vital y estas casi por desmayarte.
-          Que desconfiado eres.-dije apartándome de él y con el ceño fruncido.- No me dijiste que era la más poderosa.
-          Si pero….
-          Pero nada, agárrate fuerte a mí y no te sueltes.
-          Nhoa por favor…
-          Nada haz lo que te digo.

Me agarro por la cintura con la duda reflejada en sus ojos, tenía que conseguirlo, tenía que llevarnos de allí, pensé en mi casa, dibujando mi salón en mi mente, y cuando sentí que el poder me inundaba le planté un beso tan profundo a Ángel que casi le atraganto con mi lengua. Con el beso desapareció toda la realidad que me rodeaba y solo sentí un amor puro que florecía de mi corazón hacia mi boca, Ángel me apretó mas contra él, intentando hacernos uno.
Nos separamos sin ganas, porque notamos a alguien respirar entrecortadamente, miramos alrededor y nos dimos cuenta que estábamos en casa, y en un rincón del sofá encogida estaba Lena con los ojos como platos y más pálida que un muerto, nos acababa de ver aparecer ante ella y le habíamos dado un susto casi mortal.

-Pe, pe, pero como…….

Y se cayó redonda perdiendo el sentido, aparte del mal aspecto por el  susto, Lena estaba demacrada y delgada, con ojeras profundas, la mesa del salón estaba llena de pañuelos Tissue arrugados, nos habíamos olvidado totalmente de ella, de que acababa de perder a su novio en un trágico accidente, y yo su mejor amiga casi hermana no había estado allí para ella, había estado tan ocupada y centrada en mis propios problemas que no repare en una de las personas más importantes de mi vida, me sentí tan egoísta que me eche a llorar recogiendo a Lena entre mis brazos.
Ángel me aparto de ella con cuidado, y la acomodo bien en el sillón, mientras mis lagrimas no dejaban de caer vi como el amor de mi vida, intentaba despertar a Lena, cuando por fin lo consiguió ella estaba tan desorientada que lo único que hizo fue marcharse a su habitación y cerrando la puerta a su espalda. La seguí y llame a su puerta y lo único que recibí fue un márchate inmediato, quise entrar a la fuerza pero había echado el pestillo y lo único que me quedo es rogarle para que hablara conmigo, pero lo único que conseguí era un silencio sepulcral, había fallado a Lena y ahora ella no quería saber nada mas de mi, que iba hacer si la perdía, como iba a superar una perdida mas, no podía soportar más dolor, mi corazón no era capaz.
Mi guardián me cogió entre sus brazos y me llevo a mi propia habitación, me consoló de nuevo hasta que mis lágrimas se agotaron.

-          Dale tiempo, está en un momento muy malo, deja que asimile el a verte visto aparecer de repente.
-          No es por eso que está enfadada, es porque no he estado a su lado, la conozco y el haberla fallado así ha abierto una gran herida en su corazón.
-          Sé que lo ves todo muy negro ahora, pero el tiempo cura todo mi cielo, y cuando por fin se solucione todo esto quedara como un mal recuerdo.
-          ¿Cuándo todo se solucione? ¿Y cuándo será eso?
-          Ten paciencia primero tienes que aprender a controlar tu poder y después derrotar a Nimue, y en medio de todo ya verás cómo lo arreglas con Lena.
-          Eso espero. – suspire- Bueno pues vamos a la escuela de la orden tengo que empezar mi formación- me levante dispuesta a marcharme pero Ángel me cogió la mano.
-          Espera, iremos mañana.
-          Pero mañana será muy tar…
-          Tranquila, hay tiempo ahora no hay nadie allí, es casi medianoche.
-          ¿Medianoche? ¿Cómo he perdido la noción del tiempo de esta manera?¿Cuantos días he pasado en el infierno?
-          Una semana.
-          ¡¡¡¡Una semana!!!! Ahora comprendo porque esta tan enfadada Lena.
-          Mañana veremos cómo solucionamos todo. Ahora acuéstate y recupera fuerzas las necesitas.

Me dio un beso profundo, era increíble como perdía toda noción de la realidad cuando su boca tomaba la mía, era como una maravillosa fantasía de la que no quería salir, hacia que olvidara todos mis problemas.

-          Buenas noches mi niña, descansa mañana nos vemos.
-          ¿¿Cómo?? A no tú no te vas, te quedas a dormir conmigo, necesito que me abraces para que yo pueda dormir.
-          Pareces una niña asustada – me dijo bromeando.
-          Lo soy, tengo miedo a que si te apartas de mi te pueda perder.
-          A mí nunca me perderás porque aunque un día muera mi alma está unida a la tuya.
-          Pues prefiero tener de cuerpo presente, es que intenta no morir.
-          Jajajaja, no te preocupes luchare contra quien sea para mantenerme a tu lado.

Y su sonrisa lleno la habitación con la luz de la esperanza, nos tumbamos uno al lado del otro, y dormí como un bebe protegida por sus brazos y el latido de su corazón.

2 sept 2012

17º Capitulo


Aparición Celestial

En ese momento comprendí que algo muy dentro de mi había cambiado, me negaba a asimilar todo lo que me había contado Abaddon, pero indudablemente era todo verdad, Aradia me lo había mostrado con sus recuerdos, y aunque Abaddon no había sido siempre un demonio, si había caído en la ambición y se convirtió en uno, yo, una simple muchacha, que hace poco tiempo había salido de un orfanato creyendo que no era nadie, en realidad era una poderosa bruja descendiente de una diosa y de un demonio, una cruda realidad que me quería arrastrar a la locura.

-          Por favor Abaddon déjame irme, necesito irme.- le implore con lagrimas en los ojos.
-        ¿Qué te pasa muchacha? Si es por el beso lo siento, no tenía intención pero te pareces tanto a mi amada Aradia.
-          ¿¿¿¿Tu amada???? – grite angustiada – ¡¡¡Si la hubieras amado no la habrías matado!!!
-          Ya te lo conté, entiéndeme princesa, ella me traiciono y me cegué de odio.
-          Nunca me vuelvas a llamar princesa, yo no soy tu princesa.- medio le gruñí estas palabras – ella no te traiciono, ella te salvo.
-         ¿Qué ella qué? Creía que eras mas lista pero creo que no comprendiste mis palabras.
-        Las comprendí muy bien, ella se caso con otro para protegerte de su padre, ella te amo tanto que se sacrifico por ti – mi furia aumento encendiendo la luz de mi esmeralda- ¿¿¿y tú que hiciste??? ¡¡¡Matarla y alejar a tu propia hija de su madre!!!¡¡¡La dejaste huérfana!!!
-       ¿A mí qué? –dijo Abaddon con cara de terror, nunca pensé que un demonio tuviera sentimientos, pero la angustia y la culpa se asentó en sus ojos.
-         ¡¡¡A tu hija!!!

Grite, y con la misma furia que lo hice un poder sobrenatural salió de mi y se acumulo alrededor del cuerpo del rey demonio, ardió en un fuego verde, la agonía se reflejaba en su mirada, me miro suplicante de perdón. Aterrorizada me di cuenta de lo que estaba haciendo y volví a retraer  el poder hacia mí, Abaddon cayó al suelo casi calcinado.

-          Lo siento, no sé lo que me paso – le dije acercándome a él – Perdóname no pude remediarlo, la furia se impuso sobre mí, menos mal que todavía estas vivo.
-          No te preocupes muchacha – dijo con voz ronca y arrastrando las palabras – Aunque quisieras no puedes matarme, solo dejarme imposibilitado durante un tiempo.
-          Igualmente perdóname.
-      ¿Qué te perdone? Yo soy el que tiene que pedir perdón, el que arrebato vidas inocentes por celos y odio, yo fui el que arrebato la felicidad de una madre en criar a su hija, mi amada Aradia, perdóname.- Me sorprendió ver lagrimas de sangre caer por su rostro.

Una luz dorada y hermosa ilumino la habitación dejándonos ciegos por segundos, una hermosa mujer, de pelo rojo y brillo dorado estaba de pie ante nosotros, era hermosa mas allá de lo descriptible, su bello rostro parecía porcelana esmaltada, y sus grandes ojos eran como dos brillantes esmeraldas, una paz se desprendía de ella dejando a mi alma llena de luz y amor. No había duda, estábamos ante la presencia de Aradia.

-          Hola Abaddon, siempre estuve esperando tu arrepentimiento por mi muerte.
-          Aradia, amor mío –dijo Abaddon con voz quebrada.
-         Ya no soy tu amor, tu corazón está muy negro para sentir ese sentimiento tan puro. – Tenia una voz tan melodiosa que parecía tocada por miles de arpas angelicales.
-          Lo siento, perdóname, no supe lo que habías hecho, no supe lo de nuestra hija.
-    No quisiste verlo Abaddon, te negaste a creer en mi amor, siempre con tu complejo de inferioridad hacia mi te causo ceguera en el alma.
-          Tienes razón, pero todavía hay tiempo para redimirme, volver a ser humano.- suplico
-         Lo siento pero tienes demasiado hipotecada tu alma con el mal, no volverás a ser humano pero en tu mano queda en ayudar a nuestra descendiente, a lo que queda de nuestra sangre. – Yo seguía la conversación completamente atontada por la situación.
-          Dime que tengo que hacer, y lo hare. – Dijo el rey poniéndose de pie con las pocas fuerzas que le quedaban.
-      Ahora preocúpate de curar tus heridas, ya llegara el momento que se necesitara tu ayuda, y sobre todo que Nimue no se entere – Abaddon puso su mano en el corazón y lo juro.

Aradia se giro y me miro, me observo atentamente, con una gran sonrisa en sus labios, y levanto la mano y me acaricio, su caricia provoco un escalofrió de emoción por mi piel.

-       Hija mía, se que has sufrido mucho, pero es hora de que aprendas a controlar tu poder y a usarlo en el momento que tú quieras y no dejarte llevar por tus sentimientos, tienes que volver y dedicarte  a saber cómo ser una bruja de valía, te necesitare en la batalla final.
-     Pero no sé cómo seguir adelante – le dije temblando – no sé cómo olvidarme de todo lo sucedido y seguir con mi vida.
-   No tienes que olvidarte, solo pasar tu duelo y echarle voluntad a la vida, tu madre está muy orgullosa de ti, vimos como venciste al soneillon de tu interior.
-      ¿Mi madre? ¿Has visto a mi madre?
-     Si querida ella está conmigo, a mi lado, en el valle de las almas, esperando a que cumplas tu destino para pasar al otro lado.
-       Quisiera tanto verla…- dije mientras las lagrimas caían por mi rostro.
-   No te preocupes volverás a verla y no olvides que tanto ella como yo estamos protegiéndote desde mi mundo. Recuerda que gran parte de mi alma esta en ti. – Puso su mano en mi corazón – Sigue ciegamente a este, a veces es un poco caprichoso pero normalmente lleva la razón.
-       Gracias Aradia por darme esperanza.
-       Cariño yo no soy la que te da esperanza, es el amor que tienes aquí dentro el que te hace tenerla. Por cierto hablando de amor, hay alguien por los pasillos, luchando a diestro y siniestro para encontrarte, apóyate en él, es tu tabla de salvación.- Y desapareció dejándome sin respiración.
-       ¿Alguien? ¡Ángel! Me olvide que le había pedido ayuda.
-   Corre muchacha y huye con él, yo distraeré a mis súbditos. – Me empujo Abaddon hacia la puerta.
-      Gracias
-      No, gracias a ti por darme un poco de tu luz en mi vida, no conocí a mi hija, pero estaré orgulloso de llamártelo a ti. Corre por Ángel te necesita.

Y corrí para encontrarme con el único que podía llenar los momentos más lúgubres de mi vida con amor y alegría.