16 ago 2011

11º Capitulo

Ojos de fuego

          -¿Quien diablos eres tú? ¿Y con que derecho te crees para invocarme? – la irritación desdibujaba la cara de Nimue, ¿como alguien tan bello exteriormente, podría ser tan cruelmente horrible por dentro?
           -Desgraciada, quisiera poderte retorcer el cuello ahora mismo.
          -Una criatura tan ordinaria como tú no podría tocarme ni un solo pelo. – Una sonrisa cruel apareció en sus labios - Anda mira quien esta contigo, hola vieja amiga- le dijo a Asha mirándola con cara de burla.
        Asha estaba paralizada a mi lado, su cuerpo temblaba de terror, nos miraba intermitentemente a mi enemiga y a mí. Cuando Nimue la saludo sus piernas fallaron casi haciéndola caer a los pies de ella, ¿como alguien que supuestamente es tan poderoso puede temer con esa intensidad?
       -Dime Asha, ¿Quien es esta niñata de tu lado? Aunque me resulta conocida… - empezó a mirarme detenidamente, mis ojos, mi pelo, mi cara y finalmente mi esmeralda. Un gesto de reconocimiento se asomo a sus ojos. – No me lo puedo creer, vaya suerte la mía, tantos años buscándote, y tu niña tonta te me pones en bandeja de plata.
         Sus carcajadas llenaban la habitación, vi como me miraba y reía y reía, y no pude contener mas mi odio y desprecio por ella, sentí como si mi cuerpo abrasara, como si me hubieran encendido con una antorcha, desee matarla, acabar con ella para siempre, y entonces no se como de mis ojos salieron llamas de fuego directas hacia Nimue. Vi como su ropa y pelo se prendían, como su cara llena de risas se convertían en una cara de dolor y odio.
        -Te juro que me las pagaras, y contigo tu madre, aunque pensándolo mejor ella lo pagara primero, hasta pronto.
      Y desapareció ante mis ojos, me quede sin fuerzas en mi interior, lo que había echo me había dejado exhausta y sin fuerzas para sostenerme de pie, caí de rodillas junto a Asha que me miraba con horror, sentí como mi cuerpo aun ardía por dentro, y como la esmeralda me quemaba el pecho, la mire, era imposible, mi hermosa y apreciada esmeralda se había puesto de un color extraño, como si una pequeña llama ardiera dentro de ella, eso no estaba bien, algo no andaba bien en mi, asustada me levante como pude. Salí huyendo de allí al refugio de mi casa, de mi cama, quería olvidarme de todo y de todos, incluso de mi madre, todo esto no era para mi, odie mi vida, mi pasado, mi presente y mi supuesto futuro.
        Cuando llegue a mi casa, vi que Lena no se había levantado todavía, Ángel no estaba por ningún sitio, me dirigí al baño a mirarme al espejo, mi aspecto había cambiado. Mi pelo estaba como encendido, su brillo casi cegaba y se me había rizado mas aun de lo que ya lo tenia, pero lo mas sorprendente eran mis ojos, mis ojos verde como la esmeralda, eran como ella ahora, eran ojos de fuego, me estaba convirtiendo en algo horrible, fui a mi cuarto y me eche a llorar, hasta que me abandone a un profundo sueño, lleno de demonios y brujas quemadas, sueños horribles que volvieron mi sueño en la peor pesadilla de mi vida.
       Note como alguien me tocaba el hombro, y susurraban mi nombre, me desperece y abrí los ojos despacio, sentía el cuerpo y la mente cansados, y quería decir a quien me estuviera llamando que se largara y me dejara en paz, pero le vi a el, con cara de preocupación, y grandes ojeras en los ojos.
Nhoa, por fin despiertas, estaba tan asustado, llevas dos días durmiendo, tenias fiebre y no se que podía hacer.
           -¿Que? ¡Dos días! Es imposible si apenas hace unas horas que me he quedado dormida.
       -No cariño, llevas dos días. Estuve hablando con Asha y me conto todo, cuando llegue aquí te vi tumbada durmiendo pero con un sueño inquieto, me acerque para darte un beso en sueños y sentí como tu piel ardía, llevas desde entonces dormida. – Ángel me abrazo – Estaba muerto de miedo, si te llega a pasar algo me muero.
         -Que extraño, yo me siento como si hubiera dormido solo unos poco minutos. – Le mire desconcertada - ¿Asha te ha contado todo? ¿Que todo?
         -¿No te acuerdas? Todo lo que paso con Nimue.
      -Nimue…. ¡Dios! ¡Dios! ¡Que he echo! ¡Algo me pasa Ángel, me estoy convirtiendo en algo monstruoso! – Mis lágrimas volvieron a caer inconteniblemente, estaba al borde del histerismo.
            -Calma Nhoa, cálmate, todo tiene una explicación, mi amor, pero necesito que te calmes.
            -Necesito que me abraces, abrázame por favor.
            Y me abrazo con fuerza, sentí como su mano acariciaba mi espalda, sus palabras me calmaban la desesperación que sentía mi corazón, me tire horas llorando en sus brazos, hasta que mis lagrimas se secaron. Su presencia me llenaba de paz, le necesitaba de una manera demasiado fuerte, necesitaba sus besos, sus caricias, su amor.
            Sin pensármelo dos veces, empecé a besarle, primero con ternura y suavemente, luego mientras un calor hermoso llenaba mi corazón le bese mas apasionadamente, nunca había estado con ningún chico, y quería que el fuera el primero, era delicioso sentir sus besos y mas cuando se dejo llevar por toda la pasión que nos rodeaba.
            Sus caricias se volvieron mas intensas, me tocaba por todas las partes de mi cuerpo, con las manos, con sus labios, hasta que finalmente la desesperación por querer algo mas nos inundo a los dos. Nos desnudamos mutuamente, queríamos sentir nuestra piel, uno pegado al otro, y toda la ropa nos estorbaba, fue hermoso a la vez que doloroso cuando entro en mi por primera vez, pero el amor que sentía por el me lleno, quitándome todos los miedos y preocupaciones de la mente, su amor me salvaría, su amor haría de mi la mujer mas feliz del mundo. Acabamos agotados uno en brazos del otro, pero llenos de felicidad, y sobre todo de amor, caímos en un suave sueño, lleno de prosperas promesas y preciosa esperanza, y mi esmeralda brillo intensamente con la luz de esa esperanza, con un verde intenso que protegió nuestros sueños.

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