MI CASA
A las seis de la mañana llego el primer autobús, era la primera vez que nos montamos en uno de ellos, estábamos ansiosas y nerviosas por nuestra aventura.
Llegamos a Madrid después de una hora, al intercambiador de Plaza elíptica, allí había un sitio donde venden donuts y cafés y aprovechamos para desayunar.
- Menos mal que ya hemos llegado Nhoa, que miedo he pasado, creí que no lo íbamos a conseguir.
- Dios, es verdad, que susto nos ha dado la bruja, casi se me para el corazón.
- Oyes Nhoa, porque no abres el sobre ese que estaba cerrado el que venia a tu nombre.
- ¡Ay! Es verdad ya no me acordaba.
Cogí el sobre en mis manos, vi mi nombre escrito con una letra elegante y minuciosa, creo que era de mi madre, y empezó a temblarme el pulso. La abrí despacio para no romper el sobre, quería conservar algo mas de mi madre, dentro había tres tarjetas, dos eran tarjetas de crédito y la tercera como la de una puerta de seguridad, también había una carta, era la misma letra de mi nombre, era una carta de mi madre.
“Hola mi amor, me imagino que si estas leyendo esta carta es por que no he vuelto a buscarte, pensaras que te abandone que no te quería, pero no es así, desde el día que te pusieron en mis brazos pensé que eras un trocito de mi vida, una parte de mi tan importante que nunca te dejaría ir, pensaras que soy una hipócrita, que si te deje en un orfanato era porque no te quería tanto, pero me sentí obligada, no podía hacer otra cosa que llevarte a ese sitio horrible, corría peligro mi vida y teniéndote junto a mi también estabas en peligro tu.
Quiero que sepas que eres lo mas importante para mi, y que si todavía no he ido por ti es por que algo me lo impide, algo superior a mis ganas de volver a tu lado, pero te pido que no me busques porque todavía puede que corra peligro tu vida.
Eres una niña muy especial, muy diferente a las demás, a lo mejor todavía no has tenido señales de tu poder, pero en el momento que cumplas dieciocho habrá una cambio muy radical en tu interior, algo que a lo mejor pensaras que es una locura, algo inimaginable pero tan real que hará que todo tu mundo se vuelva del revés, se que ni te imaginas de lo que estoy hablando, pero tampoco te puedo dar mas detalles, te darás cuenta en su momento, y espero que eso no trastorne demasiado tu realidad.
Bueno cariño ojala pudiera escribirte todo lo que quiero decirte pero no tengo mucho tiempo, en esta carta te dejo dos tarjetas de crédito a tu nombre, el código es tu cumpleaños, la tercera tarjeta es de una puerta de seguridad que encontraras en nuestro piso, la puerta esta muy escondida, y solo a tus dieciocho años sabrás encontrarla, no la pierdas, detrás de esa puerta esta tu pasado, tu presente y tu futuro, lo que te ayudara a saber toda la verdad.
Nunca olvides que te quiero y cueste lo que me cueste volveré a ti, siempre estará mi alma contigo, mis esperanzas están en ti.
Cuídate y no te olvides de nada.
Te amo mi niña”
- Es una carta de mi madre, creí que no me quería pero no es así, me abandono para protegerme.- Le entregue la carta.- Mira lee.
Leyó la carta, y cada vez iba frunciendo el ceño mas, cuando termino de leerla se me quedo mirando largo rato sin decir palabra.
- Nada tía, solo estaba buscando tu diferencia con las demás niñas, bueno tienes unos ojos muy verdes como esa esmeralda que llevas, son raros pero no para hacerte tan diferente, tu pelo es muy rojo ahora, me acuerdo que cuando llegaste parecías una zanahoria, ahora es mas oscuro tirando mas al color de la sangre, pero diferente…¿No se? Bueno a veces te comportas muy raro, pero no tanto para ser tan diferente…
- ¡Ya déjalo! Parece que me estuvieras haciendo una evaluación psicológica, no soy diferente, solo se lo parecería a mi madre.
- Pero lo que no entiendo es lo de tus dieciocho años, lo de que vas a cambiar, ¿No te iras a convertir en hombre lobo? O debería decir mujer loba, bueno no se, pero eso si que es raro.
- No digas tonterías ¿si?, todo es muy raro pero ya veremos que pasa con el tiempo, a lo mejor me salen cuernos y me convierto en el diablo como decía “la sargento”, ja, ja, ja, ja, ja.
- Luego me dices a mí que no diga tonterías, ja, ja, ja, ja.
La verdad es que estaba muy cerca de ahí, me fije que era una barrio muy normal, había un parque muy cerca del edificio donde estaba mi edificio, veía a la gente mayor paseando, a madres con sus hijos en el carro y de la mano, por lo que vi había un colegio cerca, pasaban niños de todas las edades vestidos todos igual con sus uniformes.
Llegue al portal, constaba de tres plantas, las ventanas del bajo y del primero estaban cerradas por completo, el mío era el bajo, abrí con las llaves, y cuando me disponía a entrar, me tope, con el chico mas guapo e increíble que me podía imaginar, tenia el pelo negro, casi por los hombros, los ojos eran de un azul intenso, la mandíbula bien marcada, con una barba de un par de días que incluso le daba mas atractivo, llevaba un pantalón vaquero con camisa blanca y chaqueta de cuero, tenia un aire de peligrosidad increíblemente atrayente. Nos quedamos mirando fijamente durante un minutos, hasta que mi amiga, me empujo para poder entrar.
Ella no había visto al chico, cuando lo vio tubo que dar un paso hacia tras para poderle mirar a los ojos, el muchacho era muy alto, y con ese aire extraño que le rodeaba, nos quedamos muda de la impresión.
- Encima retrasada, - me dijo el pasando por mi lado.
- Y tu un jilipollas,- nunca nadie me había ofendido así, y me empezó a hervir la sangre.
- Pues tu a mi no estúpido.
- Pues a mi no me a gustado, y calla ya Lena, toma las llaves abre la puerta y calla.
Entramos y nos fuimos a otra puerta que había en la cocina daba a un pasillo no muy estrecho que tenia dos direcciones, a la izquierda se veía tres puertas y en frente de la puerta de la cocina otra puerta, a la derecha había otra, abrimos la de enfrente, encendimos y era un baño, tanto el suelo como las paredes eran baldosas en blanco y negro, tenia un lavamanos, un retrete y una ducha, con la que nos quedamos alucinada, la ducha era de chorros de esos que masajeaban, con radio incluida, fuimos primero a las tres puertas de la izquierda, la primera era una habitación enorme con una cama doble, dos mesillas y un enorme armario, también había un tocador, la segunda habitación era como la primera, casi idénticas, y la otra puerta era otro baño pero con bañera y con los azulejos en verdes y blancos, todo era precioso y enorme, fuimos a la ultima puerta ahí estaba el salón, era una habitación enorme con dos sillones idénticos de color fucsia, parecía terciopelo, un enorme mueble lleno de libros y con una televisión de plasma enorme, levantamos las persianas y abrimos los ventanales que aunque tenían rejas, se veía perfectamente toda la calle, en una de las esquinas se veía una mesa de comedor cuadrada con cuatro sillas, y a lado un mueble con un teléfono fijo, lo que mas nos extraño es que en unos de los rincones había una escalera de caracol que subía hacia arriba.
Subimos extrañadas, era el otro piso que habíamos visto con las ventanas cerradas, dimos la luz, nos encontramos con una enorme sala con todos los aparatos que te puedes imaginar para la gimnasia, había dos puertas, en una había un despacho enorme con una gran escritorio, había un ordenador de mesa y otro portátil, en las paredes había enormes estantería con archivadores, cada uno de ellos tenia un mes escrito y estaban ordenados, fuimos a la otra habitación pero esta estaba completamente vacía.
- Pedazo de casa que te ha dejado tu madre, es increíble, aunque vamos a tener que limpiar mucho esta llena de polvo.
- Nunca me hubiera imaginado que la casa iba a ser así, yo no me acuerdo de haber estado aquí.
- Que te vas acordar Nhoa, eras solo una niña cuando tu madre……bueno ya sabes.
- Si, tienes razón, bueno vamos abrir todas las ventanas y vamos a ir al primer cajero que encontremos para sacar dinero y comprar cosas de limpiar, luego podemos comer en el chino que hemos visto al llegar, y nos recorremos un poco el barrio para ver si podemos comprar cosas que necesitemos para la casa.
-Vale vamos, pero tenemos que estirar el dinero no sabemos cuanto te dejo tu madre.
- Pues ahora mismo lo vamos averiguar.
Abrimos todas las ventanas y nos dirigimos a la calle, para buscar un banco y un supermercado.
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